EL CUBANO DE AMERICA: Ayer, hoy, mañana y siempre
El Cubano de América- Defender la verdad y el legado - Luis Omar "Cuca" Gayula
Primeramente, queremos AGRADECER—agradecer de corazón— todos los comentarios, mensajes y llamadas que seguimos recibiendo de personas que se han solidarizado y se han puesto a disposición.
Este proceso no ha sido fácil. Nunca lo es verse involucrado en algo que no elegimos, que no se nos dió la posibilidad de elegir. Sin embargo, nos sostiene la convicción de que el camino hacia lo correcto no admite dos lecturas. Seguimos defendiendo nuestra verdad.
La posibilidad de homenajear, celebrar o rendir tributo a la obra y al trabajo de toda una vida —en este caso, la de Luis Omar “Cuca” Gayula— le corresponde, moral y afectivamente, a su círculo más íntimo, a sus afectos. Mucho más tratándose de nuestro padre, ya fallecido.
De ningún modo una persona ajena, sin vínculo alguno, tiene derecho a atribuirse semejante apropiación sin el consentimiento de su familia. Somos nosotros quienes debemos poder decidir y participar en cómo, y a través de quiénes, entendemos que esa vida y esa obra pueden ser celebradas. No porque seamos hijos de Luis Omar Gayula, sino porque es el derecho que cualquier hijo, cualquier familia tendrìa, respecto de la vida y obra de su ser querido.
Con el diario del lunes no existen las buenas intenciones. Las buenas intenciones se demuestran antes, no atropellando a quienes tienen el derecho moral y afectivo de decidirlo. Sin ese consentimiento, todo intento se vuelve un acto egoísta con fines comerciales: un atropello, lisa y llanamente, que carece de valor y valia, un acto vacio, como de hecho lo es.
Este descargo no pretende invalidar ni desmerecer a los cientos de ex integrantes que formaron parte de la orquesta. En nuestros registros contamos con más de 400 nombres que, en distintos momentos, contribuyeron con su talento y compromiso al proyecto, y deseamos que esto no opaque, por unos pocos, el cariño y el respeto mutuo que mantenemos con la inmensa mayoría de ellos.
Defender la memoria de nuestro padre es un acto amor. Creemos profundamente en el valor de la verdad, del respeto y de la memoria afectiva que se construye con cuidado y con consentimiento.Los legados NO se usan, se HONRAN pero primero hay que saber estar a la altura de aquello que se pretende homenajear.
Por eso, queremos dejar claramente establecido que no aceptamos de ningún modo que esta falta de respeto sea tildada de homenaje. No lo es. Un homenaje verdadero nace del respeto, del consentimiento y del amor, no del uso indebido ni de la apropiación de una historia que no les pertenece.

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